¿SE PUEDE ENSEÑAR A CREAR EMPRESAS?

Un tópico que se oye con frecuencia es que el emprendedor nace, no se hace. Si esto fuera cierto, el interés de las enseñanzas en materia de creación de empresas sería muy relativo. Sin embargo, esta posición extremista más bien responde a una concepción “mitológica” del emprendedor y la actividad emprendedora que a la realidad. Esta manifestación no tiene más valor que, por ejemplo, la de que “el ferroviario nace, no se hace”.

Que existe un perfil que caracteriza, a grandes rasgos, aspectos de la personalidad del emprendedor es evidente. Pero esto no es más que la constatación de un hecho generalizado. Lo mismo pasa, por ejemplo, en el caso del ejecutivo, del comercial, o del informático, y a nadie se le ocurre que estos profesionales sean producto de la “genética”, ni cuestionar las actividades y programas de formación destinados, precisamente, a “hacerlos”.

Por otra parte, un planteamiento tan genérico no tiene mucho sentido. La consideración por separado de cada una de las fases del proceso emprendedor ayuda a clarificar esta cuestión. En efecto, la identificación de oportunidades de negocio y ciertos aspectos de la ejecución, como la obtención de recursos externos, son los que menos se prestan a la enseñanza, ya que es difícil, aunque no imposible, enseñar a ser creativo. Sin embargo, la evaluación de oportunidades de negocio, el desarrollo del concepto de negocio y la dirección de la nueva empresa son disciplinas o tópicos que donde una buena formación puede representar un gran valor añadido para el potencial emprendedor.

La creatividad no es, ni mucho menos, privativa de los emprendedores y, por ejemplo, un informático también debe ser creativo cuando “escribe” sus programas, lo que no obsta que para llegar a ser un buen programador tenga que aprender toda una gama de materias. De la misma forma, el dominio por parte del emprendedor de una serie de técnicas y conocimientos perfectamente enseñables es un ingrediente básico para el éxito de su aventura empresarial.

En cualquier caso, esta es una polémica estéril de la que debemos alejarnos. El debate sobre un asunto de estas características recuerda a las polémicas de los escolásticos sobre el sexo de los ángeles, y su efecto principal es distraer tiempo y esfuerzos que podrían dedicarse a avanzar y mejorar nuestra comprensión y conocimiento de las características del emprendedor y del proceso de creación de empresas.

Lo que, evidentemente, no puede en ningún caso aportar la formación sobre creación de empresas son fórmulas que garanticen el éxito empresarial. Pero el estudio del proceso de creación de empresas tiene, como mínimo, las siguientes ventajas:

  • Contribuye a evitar la consecución de errores más o menos comunes que pueden comprometer el buen aprovechamiento de una idea de negocio interesante.
  • Aporta al emprendedor de un conjunto de técnicas y herramientas de análisis y gestión.
  • Ayuda a mejorar el aprovechamiento de la idea de negocio, ordenando el proceso y ayudando al emprendedor a centrar su atención y esfuerzo en los aspectos clave.
  • Contribuye a “despertar” o estimular iniciativas empresariales al forzar al potencial emprendedor a pensar y profundizar de forma sistemática y ordenada sobre las posibilidades y potencial de su idea o ideas de negocio.

Y esta es una de las mayores contribuciones de aceleradoras tan renombradas con YCombinator o el GFSA del MIT. En ellas los emprendedores aprenden, y mucho. Cada una tiene su metodología, pero si hay una que merece ser destacada es la del MIT, dirigida por Bill Aulet, que ha sintetizado su programa formativo en un excelente libro que se llama Disciplined Entrepreneurship. Todo emprendedor debería tenerlo cerca y consultarlo a menudo.

AURA INNOVATIVE ROBOTICS: PREMIO PARA UN SPINOFF DE LA UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID

Aura Innovative Robotics es una startup formada por un grupo de profesores e investigadores de la UPM y del Centro de Automática y Robótica CSIC-UPM, que han decidido dar el paso, valiente, de convertirse en agentes activos en la comercialización de los productos innovadores en los que trabajan en sus laboratorios. Cansados de ver cómo magníficas ideas, proyectos y tecnologías con un potencial enorme de aplicaciones valiosas para la sociedad acaban arrumbadas en los cajones por esa endémica desconexión entre universidad y empresa de la que tanto se habla y tan poco se hace.

Aura trabaja en aplicaciones robóticas en tres áreas de negocio: aplicaciones industriales, asistencia social y salud. En todas ellas cuenta ya con productos o patentes, como un robot para inspeccionar tuberías petroleras, o un robot de asistencia social (RoSA) que ayuda a las personas, acompañándolas, a moverse en recintos complejos como, por ejemplo, un hospital. O un robot que explota la curiosidad y atención que genera en las personas para proponer un innovador soporte publicitario.

Pero hoy interesa hablar de las aplicaciones en el área de salud (e-salud o e-health) donde Aura Innovative Robotics tiene muy avanzados dos productos de gran impacto. Tanto que uno de ellos, una herramienta para ayudar a los médicos en el diagnóstico de enfermedades neurológicas como el déficit de atención (TDAH) o la esquizofrenia ha merecido el primer premio Innova e-VIA concedido por la Plataforma de Tecnologías para la Salud y la vida Activa e Independiente e-VIA.

Esta plataforma, con más de seis años de recorrido, cuenta con el impulso y la cofinanciación de la Fundación ONCE, AMETIC, el Ministerio de Economía y Competitividad, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial y el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. eVIA cuenta en la actualidad con más de 600 expertos y más de 440 entidades en representación de toda la cadena de valor asociada a las Tecnologías para la Salud y la Vida Activa e Independiente.

El jueves 20 de noviembre, Cecilia García Cena, CEO de Aura Innovative Robotics recogerá este premio, que supondrá un impulso en la carrera por llegar cuanto antes a poner en manos de los profesionales de la salud una valiosa herramienta versátil, portable y de bajo coste que les proporcionará datos y bio-marcadores esenciales para diagnosticar patologías que cada vez tienen más incidencia y prevalencia en las sociedades modernas.

EL ESTADO EMPRENDEDOR

La batalla ideológica contra el Estado que se ha venido librando al menos desde los años ochenta del pasado siglo se ha saldado con un éxito rotundo para las posiciones llamadas ultraliberales o neoliberales (haciendo, a mi juicio, un uso falaz de la bella palabra liberal). Hoy todo el mundo asume que lo mejor que puede hacer el Estado es comprimirse hasta su mínima expresión y alejar sus tentáculos de la actividad económica, que debe dejarse a la eficaz y eficiente iniciativa privada. Hasta un ministro socialista llegó a decir que la mejor política industrial es la que no existe, con las consecuencias que ahora podemos constatar. En definitiva, en este mundo de titulares simplistas y resultones lo que casi todo el mundo tiene claro es que el Estado es malo, y lo privado bueno.

Pero, como casi siempre, las cosas no son tan simples y la realidad, compleja y dinámica, no se deja encorsetar por enunciados tan limitados, solo aptos para creyentes poco dados a la duda metódica. La profesora Mariana Mazzucato ha irrumpido con fuerza en este debate con su propuesta del Estado emprendedor, que presenta de forma convincente en su reciente libro The Entrepreneurial State, dedicado a desmontar estos mitos acerca de lo público y lo privado. Se puede encontrar un resumen de sus tesis en una más que interesante charla que dio en TED, y que puede verse aquí.

La profesora Mazzucato desarrolla el ejemplo de Apple, prototipo de empresa emprendedora e innovadora, y muestra cómo los fantásticos productos que Apple ha ido lanzando al mercado, que en ocasiones han supuesto cambios disruptivos en industrias enteras, sólo pueden entenderse si nos damos cuenta de que las tecnologías que los han hecho posibles, desde los chips de comunicaciones móviles hasta las pantallas táctiles pasando por internet y Siri, provienen de la inversión paciente y comprometida del Estado en laboratorios y centros de investigación que ponen a disposición de los agentes en los mercados bienes públicos como conocimientos y tecnologías que difícilmente habrían sido desarrollados por la iniciativa privada.

¿Y esto como afecta a los emprendedores? La relación entre el Estado y el emprendedor es ambivalente. El emprendedor quiere que le dejen trabajar en paz y lo que percibe muy a menudo es un Estado burocrático y reglamentista que no sólo no le facilita su ya de por si complicado trayecto, sino que le pone pegas y dificultades de todo tipo. Es muy ilustrativo lo que ya hemos comentado de la posición de nuestro país en el ranking “Doing Business” del Banco Mundial: 142 de 189 países, claramente a la cola. No es de extrañar por tanto que los emprendedores suelan ser fervientes partidarios de las tesis contrarias a la implicación del Estado, y ello especialmente en nuestra querida España.

Por otro lado, el Estado afirma su voluntad de apoyar a los emprendedores porque dice reconocer su importancia vital para una sociedad próspera y para la creación de riqueza. Pero en lugar de acometer los cambios necesarios para hacerles la vida más fácil, que muchas veces no requieren de mayores compromisos de recursos públicos escasos, como serían determinados cambios legislativos y reglamentarios para facilitar la creación de empresas, las relaciones laborales, la fiscalidad, … se lanzan multitud de programas de ayudas financieras que terminan por convertirse en una maraña de convocatorias por las que es casi imposible transitar con bien. Y los emprendedores terminan dedicando su recurso más valioso y escaso, su tiempo, a estas tareas en detrimento de lo que debería consumir todos sus afanes, su startup. En definitiva, el Estado o no ayuda, o cuando trata de hacerlo no lo consigue.

Pero ésta es una visión demasiado superficial, y deberíamos trascenderla para reclamar un Estado inversor, innovador y capaz de asumir riesgos mirando al largo plazo. Es decir, el Estado emprendedor del que nos habla la profesora Mazzucato, que se convierta en un caldo de cultivo para la actividad emprendedora. Especialmente para la Innovation Driven Entrepreneurship (IDE). Algo de lo que en España estamos muy lejos y que, precisamente por eso, podemos elegir ver como una magnífica oportunidad de mejora y avance. Venimos de atrás, tenemos mucho camino por andar, y el que no se consuela es porque no quiere.

The Frauenhofer Association

The Fraunhofer-Gesellschaft zur Förderung der angewandten Forschung e. V. (Frauenhofer-Gesellschaft) or “Frauenhofer Association for the Promotion of Applied Research”, with its staff of about 23.000 people, is the biggest organization for applied research and development services in Europe. It represents an important part of the German research scene and is seated in Munich.

The eponym for the Fraunhofer-Gesellschaft was Joseph von Frauenhofer (1787–1826). His outstanding achievement consisted in the combination of exact cientifical work and its practical applicability for new and innovative products. Joseph von Fraunhofer was equally successful as scientist and researcher, inventor and businessman, which resulted in his selection as an example and eponym of today´s Fraunhofer-Gesellschaft.

Founded in 1949, the Fraunhofer-Gesellschaft aims at application-oriented research for the immediate benefit of companies and direct advantage of society. Currently it runs more than 80 research facilities, among them 67 institutes, at more than 40 locations in Germany. About 23.000 employees, predominantly with a scienticfic or engineering career and background, deal with a yearly budget of about 2 Billion Euros. 1.7 Billion Euros of this budget fall upon the range of performance denominated “contract research”.

Over 70 % of this range of performance is generated with orders from the industry and with public-funded research projects. The rest of the budget is funded by the federal and the local governments in order to grant the institutes the chance to prepare problem solving for problems that might become an issue for the economy and the society in 5 to 10 years time.

Members of the Fraunhofer-Gesellschaft, which is recognized as a non-profit organization, are renowned companies and private sponsors. Approximately 3 % of the financial volume of the Fraunhofer-Gesellschaft fall upon the range of performance denominated “Ressortforschung” for the Federal Ministery of Defence.